Hay una aceptación general de que "echar broma" forma parte natural de nuestra forma de relacionarnos, de nuestra cultura y que el humor es sano. A continuación un concepto construido partiendo de las reflexiones y propuestas de un grupo de de niñas, niños y adolescentes:
“Bromas o burlas divertidas y respetuosas, en relaciones interpersonales horizontales, que se hacen en confianza y con el acuerdo del otro, que no son para hacer sentir mal ni agredir, donde todos pueden compartir la risa, son breves, se repiten una o dos veces, se interrumpen si el otro muestra molestia o se siente mal, se realizan con el acuerdo de los demás, generalmente en grupo pequeño y no se realizan sobre aspectos que no se pueden cambiar, conflictivos, polémicos o sensibles ni tampoco buscan un beneficio frente al grupo donde ocurre el chalequeo.
Chalequeo Acosador
De la misma forma, las niñas, niños y adolescentes definieron las "fronteras" para que el chalequeo se convierta en acoso o discriminación.
“Bromas o burlas no respetuosas, que se hacen sin la confianza y el acuerdo del otro, desde una posición de fuerza, que son para hacer sentir mal, ridiculizar o agredir al otro, son continuas y no se interrumpen si el otro muestra molestia o se siente mal, se realizan públicamente sobre aspectos que no se pueden modificar, conflictivos, polémicos o sensibles, o cuyo cambio para ser aceptado implicaría sacrificios forzados de la personalidad, no son respuesta a una provocación previa y se hacen para obtener un beneficio frente al grupo donde ocurre el chalequeo”
Lo cierto es que el chalequeo enmascara el acoso escolar, especialmente cuando se pasa la línea fina y comienzan la violencia a protagonizar, y se convierte en una invitada no deseada que se colea y después no hay quien la saque.
Seguimos creciendo Juntos!
Un abrazo
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